domingo, 31 de agosto de 2014

Rutón!!!

Desde este invierno teníamos una senda pendiente, no la habíamos hecho nunca e intentamos la locura de hacerla con nieve. Se trata de la conocida senda de la tubería, y en aquel momento, necesariamente nos tuvimos que dar la vuelta, era muy complicado llegar a puerto de Navacerrada, la nieve se había compactado y se había helado, por lo que no teníamos nada de tracción y prácticamente todo el camino había que hacerlo andando. En esa situación nos pareció un riesgo intentar llegar a la tubería y bajarla. Viéndolo a toro pasado, hicimos muy bien, bajar la tubería con nieve y hielo, a parte de ser un riesgo innecesario hubiera sido muy pesado ya que pocos tramos serían ciclables.

Pues bien, este fin de semana con buen tiempo, tocaba conocerla. Salimos de Cercedilla Luis, Oscar y yo a las 9 de la mañana, con solete y poco calor: ideal. La ruta empezó muy suave, un par o tres de kilómetros por carretera para entrar en calor, paralelos a la vía del tren de la Naturaleza que llega a los puertos de Navacerrada y Cotos. Justo cuándo empezábamos a cansarnos del asfalto, comenzó una subida por pista que en breve nos adentró en senderos, sólo esos primeros kilómetros de bosque y helechos justificaban para nosotros tres los kilómetros en coche hasta allí. En este primer tramo coincidimos con una carrera popular de trail-running: vaya con lo popular, cómo está la gente y que fiebre hay con lo de correr por el monte. Desde adolescentes a jubilados dándolo todo en subidas que te sacan el corazón. Tras darles ánimos e intentar molestarles lo menos posible, nos desviamos por otra senda que nos lleva por la ladera de las Berceas y dónde seguimos disfrutando del bosque y las sendas en tramos que suben levemente e incluso llanean.


Un poco más adelante, nos toca echar el pié a tierra y a darle al empujabike, hay trialeras que son francamente difíciles de hacer en bici subiendo y en las que es esfuerzo puede pasar factura. Éstas nos llevan hasta la carretera de la República, por la que llegamos al mirador de los poetas, el de la Reina y luego el puerto de la Fuenfría. Estos tramos si que los conocemos y si los tomas con calma, son casi unos kilómetros gratis, comparado con lo que hemos hecho previamente. 

Allí coincidimos con bastanes ciclistas, hasta el momento habíamos ido solos, comemos algo, descansamos unos minutos y tras descubrir en los carteles informativos que la que para mi ha sido toda la vida La Calzada Románica, es la Calzada Borbónica... nos tiramos hacia la senda de los Cospes para luego pasar al camino Schmidt. Este tramo, pese a haberlo pateado alguna que otra vez nunca lo habíamos hecho en bici, y es de lo más divertido, me recuerda a El Ingeniero: el mismo tipo de senda. El único punto negativo, que Oscar perdió el GPS y nos dimos cuenta prácticamente al final, por lo que volver a deshacer todo para buscarlo, con la cantidad de gente que había andando podía ser algo infructuoso, así que seguimos adelante.



Llegamos a Navacerrada, pasando antes por la pista de esquí que me había tocado subir hacía apenas un mes, y sin llegar a detenernos seguimos por la ladera de la Bola del Mundo, en una subida tendida que nos lleva hasta el collado del que sale La Tubería. Volvemos ha hacer un descanso en este punto, nos calzamos las protecciones y bajamos los sillines. El primer tramo no tiene mucho encanto, es un singletrack pedregoso por que ruedas continuamente, en recto sobre rocas, hasta que llegamos a una zeta donde empieza la famosa tubería. Esta senda tiene tramos técnicos y otros más sencillos, con unas vistas increíbles hacia el valle de la Barranca y la Bola del Mundo a la espalda. 

Comprobamos que esa máxima de que si pasa la rueda delantera.. pasa todo, cuándo hay una tubería de hierro en el mismo sentido que tu, no se cumple. Ya puedes estar listo para levantar las dos ruedas o pegas un patinazo a la mínima. Pese al buen tiempo que habíamos llevado todo el día, el cielo empieza a cerrarse empiezan a sonar truenos y vemos a pocos kilómetros sobre el lugar al que nos dirigimos, cómo cae una buena tormenta.  El campo empieza a tener un olor espectacular, se intensifica el olor de todas las plantas y la tierra a causa de la lluvia. Es increíble.


Llegamos al mirador de las Canchas, no llueve pero está todo empapado, ahí estaba jarreando la tormenta. Parada rápida para gozar las vistas y bajamos rápido por la pista de la Barranca hasta la senda ortiz: otra gozada de la sierra. Este tramo se hace algo más duro ya que es de subida y con algún tramo técnico, pero no obstante, llevamos buen ritmo. Enseguida llegamos a Bambi y lo bajamos mejor que nunca, lo poco que ha llovido y lo que se ha mojado el terreno, ayuda mucho.

Desde ahí llegamos a Cercedilla por el Escorpión, otro sendero que no conocíamos y que también es muy divertido, con unas cuantas curvas bien peraltadas casi de 180º. Este tramo nos deja casi en el pueblo, llegamos al parking tras casi 5 horas de ruta contentos como niños por el rutón que nos hemos metido para el cuerpo, porque esta sierra no deja de sorprendernos. Nos quedan muchos caminos por pedalear... afortunadamente!


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