Para despedir la semana en Asturias, nos hemos planteado la etapa Reina, depende de cómo la dibujemos (algo que haremos sobre la marcha en función de cómo vayan nuestras piernas) pueden salirnos entre 80 y 110 km, ahí es nada, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de terreno por el que nos movemos.
Salimos de Loro de Pravia para dirigirnos hacia Lin de Cubel de nuevo, el principio de esta ruta coincide con parte del tramo de subida a que hicimos hace unos días. Eso si, las sensaciones nada que ver, como se nota ir fresco y estar haciendo frente a los primeros kilómetros. Llegamos a Lin de Cubel sin ninguna dificultad, con mucha calma y sólo con la molestia de un chirrido constante en el disco delantero de mi bici, algo que arreglamos en cuanto hacemos cima poniendo los pistones de nuevo en su sitio. Desde ahí unos kilómetros más en la misma dirección que el día anterior pero sin llegar a bajar tanto, llegamos hasta un paso canadiense donde se ya si que se separa nuestra ruta de la que conocíamos.
Seguimos cogiendo altura poco a poco hasta llegar a la cresta de la sierra, la cuál no abandonaremos en los próximos 15 o 20 km. Avanzamos por las pistas que van uniendo todos los aerogeneradores que plagan la sierra. Los primeros de ellos los pasamos entre la niebla, y el zumbido que hacen sobre nosotros sin poder llegar a verlos, desde luego impone. Avanzamos unos kilómetros y salimos de las nubes, no afrontamos grandes desniveles pero el camino con el ruidito de los molinos se hace algo pesado. Llegamos hasta el punto más alto de la ruta, casi a 900 m. y desde ahí ya bajamos y llaneamos hacia La Espina.
Seguimos cogiendo altura poco a poco hasta llegar a la cresta de la sierra, la cuál no abandonaremos en los próximos 15 o 20 km. Avanzamos por las pistas que van uniendo todos los aerogeneradores que plagan la sierra. Los primeros de ellos los pasamos entre la niebla, y el zumbido que hacen sobre nosotros sin poder llegar a verlos, desde luego impone. Avanzamos unos kilómetros y salimos de las nubes, no afrontamos grandes desniveles pero el camino con el ruidito de los molinos se hace algo pesado. Llegamos hasta el punto más alto de la ruta, casi a 900 m. y desde ahí ya bajamos y llaneamos hacia La Espina.
Éste es el punto dónde debemos decidir que hacer, son como las 12 de la mañana. Podemos seguir adentrándonos hasta Tineo y añadir 20 km a la ruta o empezar el retorno. De hecho se nos ocurre que en lugar de cerrar la ruta desde Pravia subiendo a Loro, podemos seguir hasta Soto del Barco y llegar hasta la playa de San Juan de la Arena, dónde tenemos a la familia intentando pasar un día de playa, afortunadamente el coche que llevan es de 7 plazas y dos bacas en el techo: perfecto plan. Nos decantamos por esta segunda opción, ya conoceremos Tineo en otra ocasión.
En La Espina, hacemos la parada larga del día. Compramos agua y chocolate en un supermercado y nos sentamos en la terraza de un bar a tomar algo y comer mientras descansamos. Ahí, vemos al primer peregrino de los que nos encontraremos en los próximos tramos, y es que ya nos encontramos en el Camino Primitivo, que une Oviedo con Palas de Rei, punto en el que se une con el Camino Francés.
A partir de aquí aunque los kilómetros pesan en las piernas la ruta es una gozada, pica hacía abajo en sentido contrario al itinerario del Camino, por sendas que discurren junto al Narcea cubiertas por árboles y en las que encontramos los más parecido a una trialera que hemos visto en todos estos días. Atravesamos la localidad de Salas y seguimos bajando, en este punto ya no nos podemos separar demasiado ya que solo funciona el GPS de Pedro, el mío decide apagarse en cuanto nota un bache. Hasta Pravia llegamos por senderos que salvo excepciones, son de llaneo o bajada (aunque siempre hay algunos metros de reventón con el molinillo engranado).
Tras algún tramo en el que dudamos por dónde seguir, continuamos sendeando y llegamos a Pravia. Son casi las 16 h, y paramos para comernos unos sandwiches de jamoncito que nos ayudarán con los últimos kilómetros. A partir de aquí, se acabo lo bueno, sólo quedan unos 12 km por carretera para llegar a Soto del Barco y luego a la Playa de los Quebrantos, junto a la desembocadura de Nalón. El último par de kilómetros se hace pesado por el viento de frente que entra, cuanto más nos acercamos a la playa. Nos la encontramos con bandera roja así que ni llegamos a pisar la arena, nos quedamos en el chiringuito dónde están acabando de comer. Ya solo queda bajarse de la bici, y pedir unas buenas cervezas heladas para aplacar el calor y seguir disfrutando de las vacaciones en familia, hoy tras más de 80 km, si que nos las hemos ganado. La ruta no ha sido difícil, no ha sido tan dura como la anterior, pero ha sido de esas en las que es importante ir cuidándose y dosificando bien para poder acabar sin que venga el tío del mazo.
Con esta ruta ponemos fin a las vacaciones bicicleteras de este año, cuanto tarda en llegar lo bueno y qué rápido pasa... y cómo es habitual, habrá se ir pensando en la siguiente.
Con esta ruta ponemos fin a las vacaciones bicicleteras de este año, cuanto tarda en llegar lo bueno y qué rápido pasa... y cómo es habitual, habrá se ir pensando en la siguiente.