sábado, 10 de agosto de 2013

Molinos, peregrinos y salmones.

Para despedir la semana en Asturias, nos hemos planteado la etapa Reina, depende de cómo la dibujemos (algo que haremos sobre la marcha en función de cómo vayan nuestras piernas) pueden salirnos entre 80 y 110 km, ahí es nada, sobre todo teniendo en cuenta el tipo de terreno por el que nos movemos. 

Salimos de Loro de Pravia para dirigirnos hacia Lin de Cubel de nuevo, el principio de esta ruta coincide con parte del tramo de subida a que hicimos hace unos días. Eso si, las sensaciones nada que ver, como se nota ir fresco y estar haciendo frente a los primeros kilómetros. Llegamos a Lin de Cubel sin ninguna dificultad, con mucha calma y sólo con la molestia de un chirrido constante en el disco delantero de mi bici, algo que arreglamos en cuanto hacemos cima poniendo los pistones de nuevo en su sitio. Desde ahí unos kilómetros más en la misma dirección que el día anterior pero sin llegar a bajar tanto, llegamos hasta un paso canadiense donde se ya si que se separa nuestra ruta de la que conocíamos.


Seguimos cogiendo altura poco a poco hasta llegar a la cresta de la sierra, la cuál no abandonaremos en los próximos 15 o 20 km. Avanzamos por las pistas que van uniendo todos los aerogeneradores que plagan la sierra. Los primeros de ellos los pasamos entre la niebla, y el zumbido que hacen sobre nosotros sin poder llegar a verlos, desde luego impone. Avanzamos unos kilómetros y salimos de las nubes, no afrontamos grandes desniveles pero el camino con el ruidito de los molinos se hace algo pesado. Llegamos hasta el punto más alto de la ruta, casi a 900 m. y desde ahí ya bajamos y llaneamos hacia La Espina. 

Éste es el punto dónde debemos decidir que hacer, son como las 12 de la mañana. Podemos seguir adentrándonos hasta Tineo y añadir 20 km a la ruta o empezar el retorno. De hecho se nos ocurre que en lugar de cerrar la ruta desde Pravia subiendo a Loro, podemos seguir hasta Soto del Barco y llegar hasta la playa de San Juan de la Arena, dónde tenemos a la familia intentando pasar un día de playa, afortunadamente el coche que llevan es de 7 plazas y dos bacas en el techo: perfecto plan. Nos decantamos por esta segunda opción, ya conoceremos Tineo en otra ocasión.

En La Espina, hacemos la parada larga del día. Compramos agua y chocolate en un supermercado y nos sentamos en la terraza de un bar a tomar algo y comer mientras descansamos. Ahí, vemos al primer peregrino de los que nos encontraremos en los próximos tramos, y es que ya nos encontramos en el Camino Primitivo, que une Oviedo con Palas de Rei, punto en el que se une con el Camino Francés.

A partir de aquí aunque los kilómetros pesan en las piernas la ruta es una gozada, pica hacía abajo en sentido contrario al itinerario del Camino, por sendas que discurren junto al Narcea cubiertas por árboles y en las que encontramos los más parecido a una trialera que hemos visto en todos estos días. Atravesamos la localidad de Salas y seguimos bajando, en este punto ya no nos podemos separar demasiado ya que solo funciona el GPS de Pedro, el mío decide apagarse en cuanto nota un bache. Hasta Pravia llegamos por senderos que salvo excepciones, son de llaneo o bajada (aunque siempre hay algunos metros de reventón con el molinillo engranado). 

Tras algún tramo en el que dudamos por dónde seguir, continuamos sendeando y llegamos a Pravia. Son casi las 16 h, y paramos para comernos unos sandwiches de jamoncito que nos ayudarán con los últimos kilómetros. A partir de aquí, se acabo lo bueno, sólo quedan unos 12 km por carretera para llegar a Soto del Barco y luego a la Playa de los Quebrantos, junto a la desembocadura de Nalón. El último par de kilómetros se hace pesado por el viento de frente que entra, cuanto más nos acercamos a la playa. Nos la encontramos con bandera roja así que ni llegamos a pisar la arena, nos quedamos en el chiringuito dónde están acabando de comer. Ya solo queda bajarse de la bici, y pedir unas buenas cervezas heladas para aplacar el calor y seguir disfrutando de las vacaciones en familia, hoy tras más de 80 km, si que nos las hemos ganado. La ruta no ha sido difícil, no ha sido tan dura como la anterior, pero ha sido de esas en las que es importante ir cuidándose y dosificando bien para poder acabar sin que venga el tío del mazo.

Con esta ruta ponemos fin a las vacaciones bicicleteras de este año, cuanto tarda en llegar lo bueno y qué rápido pasa... y cómo es habitual, habrá se ir pensando en la siguiente.



jueves, 8 de agosto de 2013

Lin de Cubel, el techo de Pravia.

Tras un primer intento de hacer esta ruta, el cuál tuvimos que abandonar incluso antes de salir de casa por la fuerte lluvia, nos disponemos a volver a probar suerte, aunque el tiempo no pinta mucho mejor. Cuando nos levantamos no llueve... salimos de casa con el típico orballo y cuando llevamos pedalenado dos kilómetros empieza a llover con fuerza. Nos refugiamos bajo unos árboles, para dar un poco de tiempo y ver cómo evoluciona. Tenemos por delante una ruta dura y hacerla con esa lluvia desde el principio puede hacerla insoportable. La verdad es que nos surgen dudas sobre qué hacer, sobre las montañas a las que nos dirigimos se ven unos nubarrones con mala pinta, pero decidimos dar algo más de tiempo esperando bajo otros árboles mas frondosos que están a unos 100 m. ... y qué casualidad, justo cuando salimos hacia ellos: para la lluvia, así que hay que aprovechar y avanzar.

La ruta comienza bajando por senderos entre bosques de eucaliptos, con el suelo de lo más escurridizo por las hojas mojadas, no se hace complicado porque aunque haya pendiente, por lo general los senderos son muy llanos y sin sorpresas. Encaramos las primeras rampas de la ruta hacia Perzanas. empezamos por sendas en el bosque para según vamos cogiendo altura pasar a pistas peladas y bien llenitas de pedrolos, con rampas duras, que nos llevan hasta altos de la Sierra del Llano. Esta primera subida se ha hecho más dura de lo que pensábamos, el terreno no llega a estar embarrado pero si empapado y se hace duro pedalear. 

A partir de este punto bajada hasta Pravia por caminos en los que se puede bajar muy relajadamente, disfrutando, pues a penas encontramos dificultades técnicas. Bueno, realmente si que hubo una dificultad técnica en forma de Pit Bull. A entrar en una pequeña aldea, en una de las casas más metidas en el bosque, nos encontramos con este amigo de amplia y dentuda sonrisa, pero que a diferencia de lo que es habitual, estaba suelto. Yo bajo delante y cuando me doy cuenta de que el bicho viene hacia nosotros y esta suelto solo me da tiempo a gritar: Pedro correeeee!!!! ... y vaya si corrió, en un segundo cubrió la distancia que nos separaba, detrás de mi solo oía las ruedas de Pedro derrapando en las curvas y al bicho ladrar como un loco. No llegué a verlo pero creo que alguna de las curvas se la hizo de wallride aprovechando los muretes del caminos.

Acabada esta bajada, nos dirigimos llaneando hacia Pravia, primero entre huertos y luego por una senda paralela al Nalón. Una vez pasamos Pravia, comienza la diversión de nuevo, empieza la subida que nos llevara hasta Lin de Cubel. Empezamos a subir por la senda de los Marineros, poco a poco y sin excesivas pendientes vamos cogiendo altura. Hacemos la primera parada para comer algo, nos queda por delante lo más fuerte, estamos a unos 150 m. y tenemos que llegar hasta más de 600 m.

Pasamos Villarigan y seguimos subiendo hacia Villameján, dónde un camino se separa a la derecha para dirigirse hacia nuestro objetivo: Lin de Cubel. A estas alturas ya llevamos unos cuantos km y sobre todo rampas duras y poca energía en el cuerpo, rampas que al principio si hubiera hecho más llevaderas, nos obligan en algún caso a echar el pié a tierra. Volvemos a bajar un poco, pasamos por el pueblo de la Venta y encaramos las ultimas pistas hasta llegar a Lin de Cubel: una especie de cerro en la en lo alto de la montaña. Se puede subir hasta su cima, pero dado que vamos justos y que nos queda regresar, decidimos que nos vale con las vistas que se aprecia desde su base.

Nos vamos con la idea de que sólo nos queda dejarnos caer hasta Loro... error y expectativa habitual cuando no se conoce una ruta, y aunque en general la ruta pierde altura, aún nos encontramos algún repecho y sobre todo tramos muy incómodos de rodar, cubiertos absolutamente de ramas de podas recientes.

Llegamos a Loro muertos de hambre, con 50 km y más de 5 horas de pedal en las piernas... pero satisfechos de la ruta. Menos mal que no nos dimos la vuelta cuando llovía por la mañana, no volvió a caer una gota. Esto es Asturias.

Por cierto, gracias ADN Astur por compartir esta track en wikiloc.


lunes, 5 de agosto de 2013

Asturias: BTT Forcinas de Pravia

Un año más, llegan las ansiadas vacaciones y con ellas la oportunidad de marcarnos algunas rutas fuera de nuestra zona habitual. Este año hemos elegido, una vez más, Asturias, montando la base en el concejo de Pravia. En esta ocasión seremos un dúo, ya que Óscar ha cambiado el MTB en el norte por la calma y la tranquilidad de las islas afortunadas, donde además de descansar tendrá que cuidar y mimar a la futura mamá.Para el primer día hemos elegido una ruta aparentemente sencilla: la ruta que diseñaron con motivo de las fiestas de Forcinas de Pravia del 2012 y que transcurre por todo el concejo. Son 45km que deben servir para ir entrando en calor de cara a las otras dos rutas que tenemos previstas y para comprobar el estado de mi mano tras la rotura de Ainsa y sus correspondientes seis semanas de inactividad. Nos levantamos temprano, haciendo gala de que nuestra afición está por encima de todo, incluido el atracón de sidrina que nos dimos anoche. El día amanece fresco, pero parece que nos acompañará un tiempo estupendo para montar. 

Dos kilómetros por carretera para llegar desde nuestro alojamiento hasta enganchar con el track de la ruta que no nos ayudan ni siquiera a calentar, pues son hacia abajo y sólo nos hacen renegar de lo que nos tocará hacer a la vuelta. Una vez enganchamos con el track nos enfrentamos al primer incidente perruno de la jornada, sólo un aperitivo de lo que nos pasará con dos mastines y un perro patada 30km después. A partir de ahí, 6km de asfalto aburrido y sin sentido que se ven recompensados al llegar al mirador de Monte Llorueiro y Penona. 

Las vistas, como siempre en Asturias, merecen cualquier esfuerzo. Al llegar arriba nos encontramos con que los discos de freno de Sergio están a punto de salir rodando por sí solos y, lo peor, sin la llave adecuada para apretarlos; o eso pensábamos, porque por suerte resulta que sin saberlo llevo en mi multiherramienta la llave adecuada (torx). Tras unas fotillos, emprendemos el descenso, rápido y sin demasiadas complicaciones, pero disfrutón, sobre todo porque por fin parece que hemos dejado atrás el asfalto. Llegamos en seguida a un sendero que transcurre paralelo al Narcea y que os hace pasar un rato bastante divertido.Rodeamos Pravia sin llegar a entrar, y nos acercamos a la segunda subida del día. Esta, por pistas, se hace bastante más dura que la primera. Sergio se escapa de mi vista a cada pedalada, algo habitual cuando el terreno se vuelve ascendente, pero hoy en mayor medida mientras empiezo a notar el mes y medio sin hacer nada de deporte. En el kilómetro 30 paramos a tomar la perceptiva barrita mientras comentamos el día cuando de repente aparecen a 20 metros dos mastines con cara de pocos amigos a los que se une un perro patada de raza indeterminada y con muy malas pulgas. Decidimos subir rápido en nuestras bicis e intentar escapar rápido de este embrollo, en un sprint brutal a pesar de la pendiente (porque será que de repente me han vuelto las fuerzas y no me duele nada) y con la enorme suerte de que los mastines no nos han considerado apetecibles y es únicamente el pequeño el que se lanza a por nosotros como si no hubiera un mañana. Tras deshacernos de el, una mala noticia: con el sprint nos hemos equivocado con el track y hemos girado a la derecha unos metros antes del camino por el que debíamos de seguir, así que nos toca volver y enfrentarnos de nuevo a la pequeña bestia. Tras el correspondiente "Sergio no me jodas!!!" volvemos sobre nuestros pasos en una arrancada que hubiera firmado el mismo Pedro Delgado en el Tour del 88. 

Una vez superada la situación, seguimos por un camino que durante un par de kilómetros nos somete a un constante sufrir pinchazos y arañazos con tanta zarza como lo invade. Tras un rato de charla con un amable lugareño, nos lanzamos al segundo descenso del día, algo más técnico que el primero pero también sin excesiva dificultad. Disfrutamos mucho de este tramo con zonas realmente divertidas. Para rematar el día, 30 minutos perdidos en mitad del Bosque de Fangorn por culpa de un error al leer el track, que termina de machacar nuestras maltrechas piernas y brazos (por momentos parecemos el príncipe de la Bella Durmiente cubierto de zarzas mientras se enfrenta al dragón).Tras unos últimos kilómetros, siempre ascendiendo, que a Sergio se le hacen eternos esperándome en cada esquina (mis piernas a estas alturas han dicho basta), llegamos a Loro con la satisfacción de haber pasado un gran día de MTB.