Dos kilómetros por carretera para llegar desde nuestro alojamiento hasta enganchar con el track de la ruta que no nos ayudan ni siquiera a calentar, pues son hacia abajo y sólo nos hacen renegar de lo que nos tocará hacer a la vuelta. Una vez enganchamos con el track nos enfrentamos al primer incidente perruno de la jornada, sólo un aperitivo de lo que nos pasará con dos mastines y un perro patada 30km después. A partir de ahí, 6km de asfalto aburrido y sin sentido que se ven recompensados al llegar al mirador de Monte Llorueiro y Penona.
Las vistas, como siempre en Asturias, merecen cualquier esfuerzo. Al llegar arriba nos encontramos con que los discos de freno de Sergio están a punto de salir rodando por sí solos y, lo peor, sin la llave adecuada para apretarlos; o eso pensábamos, porque por suerte resulta que sin saberlo llevo en mi multiherramienta la llave adecuada (torx). Tras unas fotillos, emprendemos el descenso, rápido y sin demasiadas complicaciones, pero disfrutón, sobre todo porque por fin parece que hemos dejado atrás el asfalto. Llegamos en seguida a un sendero que transcurre paralelo al Narcea y que os hace pasar un rato bastante divertido.Rodeamos Pravia sin llegar a entrar, y nos acercamos a la segunda subida del día. Esta, por pistas, se hace bastante más dura que la primera. Sergio se escapa de mi vista a cada pedalada, algo habitual cuando el terreno se vuelve ascendente, pero hoy en mayor medida mientras empiezo a notar el mes y medio sin hacer nada de deporte. En el kilómetro 30 paramos a tomar la perceptiva barrita mientras comentamos el día cuando de repente aparecen a 20 metros dos mastines con cara de pocos amigos a los que se une un perro patada de raza indeterminada y con muy malas pulgas. Decidimos subir rápido en nuestras bicis e intentar escapar rápido de este embrollo, en un sprint brutal a pesar de la pendiente (porque será que de repente me han vuelto las fuerzas y no me duele nada) y con la enorme suerte de que los mastines no nos han considerado apetecibles y es únicamente el pequeño el que se lanza a por nosotros como si no hubiera un mañana. Tras deshacernos de el, una mala noticia: con el sprint nos hemos equivocado con el track y hemos girado a la derecha unos metros antes del camino por el que debíamos de seguir, así que nos toca volver y enfrentarnos de nuevo a la pequeña bestia. Tras el correspondiente "Sergio no me jodas!!!" volvemos sobre nuestros pasos en una arrancada que hubiera firmado el mismo Pedro Delgado en el Tour del 88.


Enorme Pedro!! Una pena no haber disfrutado la ruta y de la compañia de esos mastines... Una abrazo desde tenerife de los 2,5!!!
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