domingo, 18 de mayo de 2014

Volvemos al Ingeniero

Nos faltan excusas para hacer esta ruta... la más habitual, al menos las 3 últimas veces, ha sido coincidir con compañeros de ruta que no la han hecho. Esta ruta es un imprescindible de la sierra, hay que conocerla, así que sólo falta busca una fecha en la que poder juntarnos un buen grupo y tirar al monte. En este caso y ya con unas cuantas semanas de antelación, la habíamos fijado para el 17 de mayo, con comida incluida.

Tras un par de bajas en la grupetta, nos dimos cita 6 personajes con ganas de darle al pedal en la entrada de San Rafael. Desde el lunes habíamos intercambiado tracks, valorado algún añadido para llegar hasta Cueva Valiente, y Luis, se había customizado un track con un montón de información en way points. Había identificado el final de las subidas, trialeras, fuentes, las mejores vistas, e incluso escenarios de El Laberinto del Fauno... íbamos bien preparados.

Esta ruta no regala ni un kilómetro y desde el principio empieza sin bromas. A los 200 m de empezar se esta enganchando el plato pequeño porque nos esperan casi 4 km de subida por sendas entre árboles y trialeras por el camino de la Peña del Águila, con alguna rampa de dureza respetable... Aquí el grupo grupo se empieza a romper, y vamos haciendo paradas frecuentes para reagruparnos. Cuando llegamos a la pista que aunque sigue subiendo, al menos nos dará algo de descanso, Luis se da cuenta de que ha perdido las gafas y Oscar y él y yo nos volvemos a buscarlas (no es cuestión de dejar unas oakley tiradas por ahí), mientras que Edu, Sergio y David continúan subiendo hacia el collado del Hornillo. El caso es que cuando estamos a mitad de bajada Luis cae en la cuenta de que ha metido las gafas en la mochila cuando ha sacado algo de comida en la última parada, así que tema arreglado, nos damos la vuelta y a enganchar la pista hasta el collado, primera cumbre de la ruta. En esta subida junto con Oscar, ya se empieza a fraguar una posible escapada a Aínsa...


Cuando llegamos, acaban de hacerlo los tres del grupo que se habían adelantado y ya encaramos juntos la primera bajada, para mi de las mas divertidas. Hay un trozo "monteatravés", hasta la primera fuente, para luego coger un sendero con algún tramo corto de trialera al principio, pero que luego da paso a una senda rápida y divertida. En estos primeros tramos, empieza la compra de parcelas, Luis abre con una opa y se estrena el muslo contra una piedra que le deja la pierna medio dormida y con una sensación rara para toda la ruta. El sendero nos lleva hasta el camping de Peguerinos y un poco más adelante, a la presa, dónde hacemos una parada algo más larga para comer y hacernos unas fotos. El día está de lujo, está claro, con una temperatura perfecta y sin viento.

Desde la presa empezamos a subir por sendas de nuevo hasta otro collado y luego hasta La Laguna, el punto más alto y posiblemente mas bonito de toda la ruta (esto es difícil de elegir). Aquí ya no hay más montaña alrededor y en el horizonte la pradera se junta con el cielo... no hay nada más detrás a la vista. Normalmente suele haber caballos en ella pero en esta ocasión, no tenemos la suerte de verlos. Una vez que dejamos atrás la pradera, bajamos por pista hasta desviarnos por un sendero y encarar las últimas subidas, hasta el cruce de caminos que lleva a Cueva Valiente.

La situación resulta graciosa, llegamos allí estando solos, como en casi toda la ruta. En cuestión de segundos por la izquierda aparecen dos todo-terrno, de fondo un grupo de andarines, al menos 30, y por la derecha otro grupo en bici de 8 o 10 personas. La situación pasa de la calma total a parecerse a la plaza de Cascorro un domingo. En ese punto valoramos si subir a Cueva Valiente, personalmente hace tiempo que tengo ganas de subir, pero dudamos por la hora. Edu pregunta al grupo de bikers que apareció por allí, que tenían pinta de controlar la zona y nos confirman que la subida es técnica y que le meteremos una hora más a la ruta. Lo descartamos porque aún nos queda un buen trecho, hay que llegar hasta la  trialera del boquerón y luego encarar el Ingeniero.




Para otra ocasión quedará Cueva Valiente, así que agarramos la pista y subimos por ella con calma, la abandonamos para volver a coger senderos hasta el último collado, algo más de senda y bajada al ingeniero por el boquerón, que en en esta ocasión, se me atragantó y me toco acabarlo a pata. Nos reagrupamos todos y ya estamos ante el último tramo y para lo que hemos venido, los 14 kilómetros de singletrack de vuelta hasta San Rafael.  Los primeros tramos del sendero son más estrechos y técnicos pero luego el sendero se ensancha. Aunque siempre va perdiendo altura, exige pedalear y afrontar algún repecho. En este tramo el grupo se estira más, salvo Oscar y yo el resto está más acostumbrado a otro tipo de caminos y a rutas de más distancia (de hecho Edu y Sergio harán Madrid-Segovia, a estas alturas, ya sabemos que lo acabaron en menos de 10 h!!), el día que nos pillen en una ruta rodadora nos van da devolver los sendertos jeje...

Siendo así y dado que Edu y Sergio tenían que regresar a Madrid a comer, me adelanto con ellos y con Oscar. Luis se queda con David en principio más atrás pero su track le desvía antes y enseguida le vemos por una carretera que va paralela por debajo de la senda.

Finalmente llegamos todos a los coches, todos salvo David. Es verdad que venía más atrás pero ya nos extraña que tarde tanto y va sin track. Enseguida recibimos una llamada suya porque el camino se estrecha demasiado, lo que le hace desconfiar y con razón. Vuelve hacia atrás y enseguida encuentra la última bajada hasta la carretera. Estos deslices cuando ya vas casado son matadores...

Cuando llega David, se acaban de marchar Edu y Sergio, los cuatro que quedamos nos subimos a comer al puerto de los Leones. Unas cervezas, un buen jamón, un par de kilos de buey y todos tan contentos para casa.

domingo, 4 de mayo de 2014

¿Y por qué una maratón?

27 de abril de 2014. Día D a las 7:02 de la mañana.

Después de un buen desayuno y de organizar todo lo necesario, me preparo para afrontar un gran día. Hasta aquí podría parecer que vamos a hacer una buena ruta, pero hoy el madrugón no es para disfrutar de una salida en bici, sino para afrontar uno de los retos más duros de mi vida. Correr la Maratón de Madrid! Sé que el blog no está concebido para hablar de running, pero sí para hacerlo de esfuerzo, sacrificio, compañerismo, retos, ... Y en esto la maratón es la reina!

En la calle frío y silencio. Madrid se despereza con los primeros runners que vamos hacia el metro que nos acercará a una parada de nuestra vida que marcará un hito para muchos de nosotros.

7:45. Pedro aparece a lo lejos por Infanta Cristina. Correspondiente abrazo de día grande, comentarios sobre sensaciones y subimos hacia Retiro donde se encuentran los guardarropas. Hidratación, pomadas, glucosa y dejamos la bolsa sin demasiada dificultad a pesar de la cantidad de gente. Nos sorprende el número de extranjeros con los que nos vamos encontrando.

La vejiga parece estar llena siempre por mucho que la vacíes, ¿serán los nervios?

8:45. Llegamos a Cibeles. Hacemos tiempo estirando ligeramente y poniendo en orden GPS, reloj, lista de reproducción,... 5 minutos antes de comenzar nos encontramos a mi compañero Adolfo, breado en mil batallas, concretamente nos dice que lleva 30 sin darle ningún tipo de importancia, que no ha entrenado mucho y que sí son 5 horas, pues eso...

9:05. Nos movemos! Esto arranca!! Para empezar, subida a Chamartin que nos sirve para buscar sensaciones e ir buscando nuestro sitio en la carrera. Las mías, las sensaciones, no son buenas, llevo arrastrando molestias en los tobillos desde hace tiempo y aparecen a los 2 kms de empezar. Me digo: esto va a ser duro, prepárate.

Seguimos muy animados encarando de nuevo Castellana esta vez de bajada, tan animados, que oigo a Pedro: "get out of my head", con tono un poco afeminado, nos reímos y le reconozco que yo también tengo ese tipo de canciones para animarme corriendo. Bajamos Castellana y cogemos Bravo Murillo. Km 10 y el resumen es que vamos a buen ritmo (5'30'' aproximadamente) y con las fuerzas intactas.

Km.13.600. En este momento la carrera se separa: los que hacen la media maratón y los que giramos para afrontar la gloria. Los primeros lo saben y nos homenajean con aplausos, ánimos y vítores, que nos ponen la piel de gallina y me hacen comprender la grandiosidad de lo que vamos a realizar.

Subimos Santa Engracia, San Bernando para llegar a la mítica Gran Vía, bajamos por Preciados y otra vez los ánimos y las sensaciones a flor de piel cuando llegamos a la Puerta del Sol y la gente se rinde ante nosotros. La calle mayor se estrecha debido a la afluencia. Giramos hacia La Almudena, Palacio Real, Plaza de España,... Sin duda, la parte más bonita de la maratón, y seguro que de muchas otras maratones. Que se note que soy Gato!

Km 20. Después del arreón de Sol, empiezo a comprobar que las piernas no responden ante las subidas previas al Parque del Oeste. Las molestias en los tobillos, no son sólo molestias y se unen abductores cargados y ligero bajón mental. A pesar de todo, llegamos a la mitad de la maratón con 1:57.

Empiezo a no ir cómodo ni siquiera bajando debido al dolor, el Paseo de la Florida se hace interminable y llegamos a la temida Casa de Campo. Noto algo en Pedro que me hace pensar que no va bien, le pregunto y me confirma que tiene molestias en la rodilla y que tampoco va a ser su mejor día. Señores toca sufrir y de lo lindo. En la Casa de Campo hacemos nuestras primeras paradas para estirar e intentar aliviar. En la subida de los restaurantes veo a Adolfo como nos adelanta y pienso: esto yo lo sabía.

Ahora, los dos con dolor y con pocas fuerzas no nos queda otra que tirar de sacrificio, pundonor y ánimos mutuos para alcanzar nuestro objetivo, en eso la bici nos lo ha enseñado casi todo... Salimos de la Casa de Campo dejando a heridos por el camino. Los chicos de Trimad nos animan con buena música y mejores palabras de aliento. Chino chano como tantas veces hemos dicho y entre correr y andar avanzamos cruzando el Manzanares y subiendo por Segovia. Que bien estaba Pedro el año pasado cuando nos encontramos allí mismo acompañándole hasta Alfonso XII, y que mal vamos los dos en esta ocasión. Los tiempos se derrumban pero no importa, nuestro objetivo es otro hoy. Da igual si se consigue en 4 o en 5 horas.

Llegamos a Embajadores y en Atocha nos encontramos con otro foco de gente importante, entre ellos mi amigo Dano que ha venido a ver la carrera. Estamos cerca, y aunque el sufrimiento es cada vez mayor, sabemos que poco a poco, llegaremos. El nuevo recorrido hace que nos vayamos alejando del Retiro, circunstancia que lejos de aliviar la carrera, la hace más dura sí cabe mentalmente.

Desde el 40 nos planteamos correr sin parar. Empezamos a ver el Retiro y la emoción me invade, las lágrimas quieren salir pero me digo que todavía queda algo importante por hacer. Ya en la recta final en el Retiro vemos a Mónica y Pedro recoge a Ali. Pocos metros después Marta, mis padres y Marisa me reciben con Asier en brazos para que cruce con él la meta final. La emoción torna en alegría cuando los cuatro atravesamos la meta.
Se acabaron meses de entrenamientos de noche por el PAU, series, cuestas, pruebas de diferentes distancias, etc. Hemos sufrido y nos hemos sacrificado mucho y seguro que esto nos hace más fuertes, para seguir con nuestros retos y para que nuestro comportamiento en el día a día se alimente de los valores que el deporte nos enseña.

Otro momento más para guardar en el recuerdo y del que algún día esperemos que nuestros hijos estén orgullosos. No sé ya quién embarcó a quien en esta batalla, pero gracias por todo Pedro, un verdadero placer!! No quiero olvidarme de toda la gente que estuvo con nosotros después de la carrera, Sergio, Silvia, Javi, Luisa, Marina y Miguel. Gracias también a toda la gente que me animó vía facebook cada vez que subía un nuevo entrenamiento.
Y agradecimiento especial a nuestras maravillosas mujeres, sin ellas, esto y muchas otras aventuras no hubieran sido posibles.






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