domingo, 4 de mayo de 2014

¿Y por qué una maratón?

27 de abril de 2014. Día D a las 7:02 de la mañana.

Después de un buen desayuno y de organizar todo lo necesario, me preparo para afrontar un gran día. Hasta aquí podría parecer que vamos a hacer una buena ruta, pero hoy el madrugón no es para disfrutar de una salida en bici, sino para afrontar uno de los retos más duros de mi vida. Correr la Maratón de Madrid! Sé que el blog no está concebido para hablar de running, pero sí para hacerlo de esfuerzo, sacrificio, compañerismo, retos, ... Y en esto la maratón es la reina!

En la calle frío y silencio. Madrid se despereza con los primeros runners que vamos hacia el metro que nos acercará a una parada de nuestra vida que marcará un hito para muchos de nosotros.

7:45. Pedro aparece a lo lejos por Infanta Cristina. Correspondiente abrazo de día grande, comentarios sobre sensaciones y subimos hacia Retiro donde se encuentran los guardarropas. Hidratación, pomadas, glucosa y dejamos la bolsa sin demasiada dificultad a pesar de la cantidad de gente. Nos sorprende el número de extranjeros con los que nos vamos encontrando.

La vejiga parece estar llena siempre por mucho que la vacíes, ¿serán los nervios?

8:45. Llegamos a Cibeles. Hacemos tiempo estirando ligeramente y poniendo en orden GPS, reloj, lista de reproducción,... 5 minutos antes de comenzar nos encontramos a mi compañero Adolfo, breado en mil batallas, concretamente nos dice que lleva 30 sin darle ningún tipo de importancia, que no ha entrenado mucho y que sí son 5 horas, pues eso...

9:05. Nos movemos! Esto arranca!! Para empezar, subida a Chamartin que nos sirve para buscar sensaciones e ir buscando nuestro sitio en la carrera. Las mías, las sensaciones, no son buenas, llevo arrastrando molestias en los tobillos desde hace tiempo y aparecen a los 2 kms de empezar. Me digo: esto va a ser duro, prepárate.

Seguimos muy animados encarando de nuevo Castellana esta vez de bajada, tan animados, que oigo a Pedro: "get out of my head", con tono un poco afeminado, nos reímos y le reconozco que yo también tengo ese tipo de canciones para animarme corriendo. Bajamos Castellana y cogemos Bravo Murillo. Km 10 y el resumen es que vamos a buen ritmo (5'30'' aproximadamente) y con las fuerzas intactas.

Km.13.600. En este momento la carrera se separa: los que hacen la media maratón y los que giramos para afrontar la gloria. Los primeros lo saben y nos homenajean con aplausos, ánimos y vítores, que nos ponen la piel de gallina y me hacen comprender la grandiosidad de lo que vamos a realizar.

Subimos Santa Engracia, San Bernando para llegar a la mítica Gran Vía, bajamos por Preciados y otra vez los ánimos y las sensaciones a flor de piel cuando llegamos a la Puerta del Sol y la gente se rinde ante nosotros. La calle mayor se estrecha debido a la afluencia. Giramos hacia La Almudena, Palacio Real, Plaza de España,... Sin duda, la parte más bonita de la maratón, y seguro que de muchas otras maratones. Que se note que soy Gato!

Km 20. Después del arreón de Sol, empiezo a comprobar que las piernas no responden ante las subidas previas al Parque del Oeste. Las molestias en los tobillos, no son sólo molestias y se unen abductores cargados y ligero bajón mental. A pesar de todo, llegamos a la mitad de la maratón con 1:57.

Empiezo a no ir cómodo ni siquiera bajando debido al dolor, el Paseo de la Florida se hace interminable y llegamos a la temida Casa de Campo. Noto algo en Pedro que me hace pensar que no va bien, le pregunto y me confirma que tiene molestias en la rodilla y que tampoco va a ser su mejor día. Señores toca sufrir y de lo lindo. En la Casa de Campo hacemos nuestras primeras paradas para estirar e intentar aliviar. En la subida de los restaurantes veo a Adolfo como nos adelanta y pienso: esto yo lo sabía.

Ahora, los dos con dolor y con pocas fuerzas no nos queda otra que tirar de sacrificio, pundonor y ánimos mutuos para alcanzar nuestro objetivo, en eso la bici nos lo ha enseñado casi todo... Salimos de la Casa de Campo dejando a heridos por el camino. Los chicos de Trimad nos animan con buena música y mejores palabras de aliento. Chino chano como tantas veces hemos dicho y entre correr y andar avanzamos cruzando el Manzanares y subiendo por Segovia. Que bien estaba Pedro el año pasado cuando nos encontramos allí mismo acompañándole hasta Alfonso XII, y que mal vamos los dos en esta ocasión. Los tiempos se derrumban pero no importa, nuestro objetivo es otro hoy. Da igual si se consigue en 4 o en 5 horas.

Llegamos a Embajadores y en Atocha nos encontramos con otro foco de gente importante, entre ellos mi amigo Dano que ha venido a ver la carrera. Estamos cerca, y aunque el sufrimiento es cada vez mayor, sabemos que poco a poco, llegaremos. El nuevo recorrido hace que nos vayamos alejando del Retiro, circunstancia que lejos de aliviar la carrera, la hace más dura sí cabe mentalmente.

Desde el 40 nos planteamos correr sin parar. Empezamos a ver el Retiro y la emoción me invade, las lágrimas quieren salir pero me digo que todavía queda algo importante por hacer. Ya en la recta final en el Retiro vemos a Mónica y Pedro recoge a Ali. Pocos metros después Marta, mis padres y Marisa me reciben con Asier en brazos para que cruce con él la meta final. La emoción torna en alegría cuando los cuatro atravesamos la meta.
Se acabaron meses de entrenamientos de noche por el PAU, series, cuestas, pruebas de diferentes distancias, etc. Hemos sufrido y nos hemos sacrificado mucho y seguro que esto nos hace más fuertes, para seguir con nuestros retos y para que nuestro comportamiento en el día a día se alimente de los valores que el deporte nos enseña.

Otro momento más para guardar en el recuerdo y del que algún día esperemos que nuestros hijos estén orgullosos. No sé ya quién embarcó a quien en esta batalla, pero gracias por todo Pedro, un verdadero placer!! No quiero olvidarme de toda la gente que estuvo con nosotros después de la carrera, Sergio, Silvia, Javi, Luisa, Marina y Miguel. Gracias también a toda la gente que me animó vía facebook cada vez que subía un nuevo entrenamiento.
Y agradecimiento especial a nuestras maravillosas mujeres, sin ellas, esto y muchas otras aventuras no hubieran sido posibles.






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