Ya teníamos ganas de hacer una escapadita de fin de semana para montar, de esas en las que te puedes pasar todo el día montando, llegar a la hora que sea, salir de cena y al día siguiente volver a darle en algún sitio nuevo. Durante la última ruta del Ingeniero fuimos valorando posibles fechas y lugares, valoramos ir a algún centro de bit que no conociésmos pero finalmente fuimos a lo seguro: nos quedan muchas sendas en Aínsa por recorrer, así que volvemos a la Zona Zero, el mejor centro de enduro de España. En este viaje, falta Pedro, no está la cosa como para alejarse mucho... en breve debe llegar ya Pedro VI.
Cena viendo el primer partido de España en el mundial, en el mismo hotel dónde nos alojamos. El primer paso del batacazo de la selección en Brasil.
El sábado tocaba la ruta larga, Peña Cinglas y Coda Sartén, añadiendo una variante para hacer unos cuántos kilómetro más. También valorábamos hacer otra ruta de la zona fuera de Aínsa: el Ibón de la Basa de La Mora. De ésta última habíamos visto fotos espectaculares de los paisajes, es una ruta de alta montaña que se adentra más en Pirineos, pero finalmente nos quedamos con la primera ya que parecía más amena y variada, con senderos de todo tipo y un tramo por los conocidos badlands.
La ruta empieza con unos ramponenes de los que te hacen que te suba el pulso al máximo, de hecho en 45 minutos llevamos menos de 4 kilómetros y necesitamos hacer una parada para coger aire. La subida sigue hacia Partara, es un tramo común con la ruta de los miradores, hay unas vistas increíbles de Aínsa y el río Ara. Desde los miradores bajamos por un sendero hasta llegar a un río que nos toca cruzar, no nos arriesgamos a hacerlo en bici ya que parece que en lugar de agua baja cemento, el suelo es muy blando y las posibilidades de un chapuzón, muy altas. Con este panorama, nos quitamos las zapatillas, las tiramos a la otra orilla y a cruzar bici en mano. Una vez al otro lado, toca volver a subir y alargar la ruta con una variante dura dura en dirección a la cruz del monte. Nos encontramos tramos en los que no queda mas remedio que bajar y empujar, senderos de medio metro recorriendo laderas y para acabar un sendero por bosque que enlaza curvas sin parar, una auténtica gozada. Un parque de atracciones del mountain bike. Desde aquí llegamos a Margudgued y después a Boltaña dónde hacemos una parada para tomar algo en un bar y refrescarnos, son casi las tres de la tarde, hemos salido a las 9 y llevamos menos de 30 kilometros.
A esta altura ya hemos salido de la variante y vuelto a la ruta original, ha merecido la pena, ahora nos queda una subida hasta Coda Sartén y bajar hasta Aínsa. La subida la afrontamos con tranquilidad, ya hace mucho calor, aunque personalmente, después de haber afrontado algunas de la variante, esta se me hace bastante llevadera. La bajada a Aínsa tiene algunos de los tramos más espectaculares que he visto, imponene bastante por lo expuestos que están, son senderos por las crestas de los badlands. Una vez acabado estos tramos, entre campos llegamos a una pista asfaltada que nos deja en la plaza del pueblo. Aunque son las cinco de la tarde, a nosotros nos queda la comida pendiente, así que arrasamos con una pizza en la misma plaza. Sabe a gloria después de un rutón como este. Por la noche nos damos un homenaje en un asador y cogemos fuerzas para la última ruta.
A esta altura ya hemos salido de la variante y vuelto a la ruta original, ha merecido la pena, ahora nos queda una subida hasta Coda Sartén y bajar hasta Aínsa. La subida la afrontamos con tranquilidad, ya hace mucho calor, aunque personalmente, después de haber afrontado algunas de la variante, esta se me hace bastante llevadera. La bajada a Aínsa tiene algunos de los tramos más espectaculares que he visto, imponene bastante por lo expuestos que están, son senderos por las crestas de los badlands. Una vez acabado estos tramos, entre campos llegamos a una pista asfaltada que nos deja en la plaza del pueblo. Aunque son las cinco de la tarde, a nosotros nos queda la comida pendiente, así que arrasamos con una pizza en la misma plaza. Sabe a gloria después de un rutón como este. Por la noche nos damos un homenaje en un asador y cogemos fuerzas para la última ruta.
Para el domingo dejamos una ruta corta, a fin de poder acabar pronto y no llegar muy tarde a Madrid. Tal y como teníamos previsto hacemos la ruta de los miradores de Aínsa. Parte es común a la del día anterior, las primeras rampas pero cuando se separa empiezan las trialeras llenas de pedrolos y escalones hasta llegar a Morillo de Tou, en una tialera divertidísima, dónde atravesamos un camping. En el camino hemos dejado atrás las ruinas de lo que imagino sería una torre de vigía medieval: Torre de Cotón. Desde aquí vuelta a subir y afrontar la última bajada para acabar con buen sabor de boca. Llegamos al mirador de Partara en la senda que llega a él, al borde de la sierra, me llevo un pequeño susto que al momento se convierte en emoción: voy atento al suelo pues el sendero es técnico, cuándo oigo delante de mi un ruido muy fuerte, instintivamente alzo la vista y delante de mis narices veo un buitre que batiendo las alas se eleva para luego lanzarse al vacío. Absolutamente espectacular. Hacemos el último descenso por Selba de Guaso, un divertido sendero que permite bajar rápido entre el bosque.
Ya nos quedan pocas rutas que salgan desde Aínsa, en la próxima visita nos tocará movernos por los alrededores, aunque no nos supondría ningún problema repetir algunas de las que en estos dos años hemos hecho.

WoW!!Se ve que lo habeis pasado en grande. Impresionantes lo de los senderos por las crestas de badlands. Desde luego tiene pinta de ser uno de esos sitios imprescibles para todos aquellos que nos gusta la bici.
ResponderEliminarUn saludo!
Hay que prergrinar allí una vez al menos jejeje
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