domingo, 2 de septiembre de 2012

Riding Again!!!

Tras el parón de vacaciones, este año sin pedales de por medio, nos apetecía marcarnos una ruta por la Sierra con algo de pisteo cómodo, buenas vistas y la posibilidad de coger algún sendero divertido; pero eso si, que también fuese exigente físicamente, así que revistamos una clásica: las zetas de la Pedriza hasta La Nava. Un lugar con un paisaje único en la sierra de Madrid.

Salimos desde el parking que hay antes de las barreras de entrada a la Pedriza con algo de fresquito, el verano se acaba! y empezamos a subir por senderos hacia el collado Quebrantaherraduras, un camino sencillo pero divertido, bien cubierto entre árboles con pequeños tramos de trialeras subiendo y bajando en los que enseguida te das cuenta de la poca soltura que te queda tras un mes de parón, aunque no por ello se dejan de disfrutar. Con ellos empezamos a recordar sensaciones sobre la bici...

Desde el collado seguimos hasta llegar a Canto Cochino para empezar a subir después por la pista que en dirección a la charca verde, sube hacia La Nava. Subimos a un ritmo prudente y charlando, poniéndonos al día de vacaciones, viajes, proyectos y familia. Casi sin darnos cuenta con tanta charla, llegamos hasta el camino que sube a La Nava, el punto más alto de la ruta, dónde hacemos un primer parón para comer algo y descansar un rato. Después de otros cuarenta minutos de darle al pedal llegamos al final del camino, ya notamos que empezamos a ir justos de fuerzas y es que a lo tonto llevamos caso 20 km. de subida y nos encontramos a casi 2.000 m. de altura (habiendo salido desde los 900). Tras la parada de rigor, y el rato tumbados sobre una piedra disfrutando un paisaje que llega hasta dónde alcanza la vista, ya que hacia el sur en unos cuantos cientos de kilómetros no hay un punto tan alto, justo cuando nos disponemos a bajar tenemos la suerte de ver muy cerca de nosotros a una cabra montesa que anda cerca, chupando piedras (supongo que para conseguir algo de sales minerales) y que deja que nos acerquemos bastante. Es un lujo poder ver un animal de este tipo tan próximo y en libertad. 




Volvemos a la pista bajando unos cuantos kilómetros en dirección hacia el Collado de los Pastores, bajo la Bola del Mundo y muy cerca del nacimiento del Manzanares. Antes de llegar hay que volver a coger altura y aquí si que notamos ya que vamos muy muy justos, los últimos kilómetros se hacen de lo más duro. Son ya 1.700 m de desnivel acumulado, algo que desde luego no solemos hacer habitualmente. De éste collado guardo un gran recuerdo, es la primera ruta que hice por la sierra hace ahora 20 años, con una Marin de acero, rígida, siete piñones y unos platos bien grandecitos: rally puro. Nunca antes había hecho una subida y una bajada tan larga y lo disfruté muchísimo. Las bics han cambiado muchísimo en estos años, están más segmentadas por usos, tienen mas tecnología, cuestan bastante más y te permiten subir y bajar más rápido, ir más cómodo... pero el placer que proporciona el MTB, sigue siendo el mismo.

De bajada, en una de las zetas son separamos, Pedro sigue por la pista y yo me bajo por un sendero que  la va cortando, acabando ambos de vuelta a Canto Cochino. Llegamos a bajo más o menos a la vez, aunque Pedro con unos cuantos kilómetros más. El descenso, fruto del cansancio y la falta de costumbre, se me hace más duro de lo habitual, sobre todo los primeros tramos que tienen más pendiente y son más técnicos. Desde Canto Cochino, solo queda algún repecho hasta la salida y una bajadita final (por el mismo sendero por el que empezamos la ruta), que es lo justo para dejarte con un buen sabor de boca.

El próximo fin de semana, ruta con un club de Fuenlabrada. Nada que ver con lo de hoy: más kilómetros, más rodadores, pero eso sí, seguro que con ¡muy buen ambiente! 

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